miércoles, 29 de abril de 2009

El teatro de la libertad

"La Flauta Mágica", aquel antiguo cuento de niños que alguna vez leímos o escuchamos, ayer tomo un nuevo significado para mi y quizás para varios de los que estábamos en la sala Jean Dame del 2e arrondisement de Paris (quizás no fue casualidad la elección de este lugar, ya que el alcalde de este barrio es de Los Verdes). Esta vez era representada por niños del Teatro de la Libertad de Jenin, un campo de refugiados de Cisjordania.

En esta adaptación de la legenda del flautista de Hamelin, los niños tuvieron la posibilidad de expresar su creatividad evocando un poco su vida cotidiana, como el aislamiento e humillaciones que les imponen las fuerzas de ocupación israelíes. Al ver la pieza uno tiene la posibilidad por un rato de comprender de alguna forma las condiciones de vida de los jóvenes en los campos de refugiados, quienes gracias al teatro han podido exteriorizar, mostrar a otros, todos aquellas cosas que los atormentan.
Todo comenzó de forma espectacular, con una increíble e improvisada introducción del gran director, realizador, guionista y actor de teatro Peter Brook, quien dejó llenos de emoción al público como también al director y responsable de la pieza de la noche Nabeel Al Raee.

Luego un video que nos relata un poco la vida en Jenin y la llegada del teatro y cómo este a cambiado la forma de ver el futuro de algunos chicos que pueden seguir los cursos.

La historia de La flauta mágica la conocemos, pero acá los niños nos transportaron a su vida diaria, acosados y sin poder contar con la ayuda de los que tienen el poder, sino que valerse de su propia fuerza y ganas de salir adelante.

 

Para ver el video se puede visitar la página de The Freedon Theater of Jenin:

www.thefreedomtheatre.org

 

viernes, 17 de abril de 2009

Delito solidario


“Es siempre una bella historia, aquella de un tipo un poco ciego que abre los ojos, que sale de la indiferencia para ir hacia el bien”

Hace unos días fui a ver una película que se llama Welcome. En el afiche dos personajes con el mar detrás, uno de ellos el actor francés Vincent Lindon, quien dijo la frase de más arriba en una entrevista a Telerama. De eso trata esta realización y también nos cuenta cómo es la vida de aquellos que viajan kilómetros, sufren y dejan todo atrás para alcanzar un sueño o una mejor vida en occidente.

El caso especifico de esta historia es el de aquellos que llegan al norte de Francia, específicamente al departamento de Pas-de-Calais, para poder luego cruzar La Mancha y alcanzar Inglaterra: La mayoría de ellos lo intenta pagando a Passeurs quienes los suben a camiones de carga que atravesaran el mar bajo el túnel. En el caso de Welcome un joven iraquí, que quiere encontrarse con su novia, lo intentará nadando las frías y agresivas aguas.

Desde antes de su salida en los cines esta película comenzó a hacer polémica. La historia nos cuenta como un profesor de natación solitario en tramites de separación comienza a ayudar a un clandestino que quiere aprender a nadar. Primero quizás por impresionar a su ex mujer, voluntaria en la ayuda a aquellos en estadía irregular , pero luego como dice quien encarna el personaje “abre los ojos” y es capaz de poner en peligro su propia libertad. ¿Por qué su libertad?

El miércoles 8 de abril en varias ciudades de Francia, voluntarios, gente que por cuenta propia ayuda a sin papeles y aquellos que querían apoyar la idea, manifestaron contra lo que llaman el “delito de solidaridad”. Para hacerlo más fácil, el ejemplo de Welcome es clarísimo. El profesor de natación es visto junto a sin papeles entrando a su casa u en otros lugares, quizás prestando ayuda, y un vecino molesto lo acusa a las autoridades. Es llamado y se le avisa que se abrirá un proceso en su contra, no puede salir del país y podría llegar a ser condenado a cinco años de carcel y 30.000 euros de multa.

 El artículo L622-1 del código de estancia de extranjeros, en español es algo así: “Toda persona que, por ayuda directa o indirecta, haya facilitado o intentado de facilitar la entrada, la circulación o la estancia irregular de un extranjero en Francia será castigado con un encarcelamiento de cinco años y una multa de 30.000 euros. Será castigado con las penas aquel que, la que sea su nacionalidad, haya cometido el delito definido en el primer párrafo de este articulo aunque se encontrara en el territorio de un Estado parte de la convención firmada en Schengen el 19 de junio de 1990…”

El mismo miércoles de abril el ministro de inmigración francés, Eric Besson, dijo en France Inter que para él, el “delito de solidaridad”, tal como lo califican las asociaciones de ayuda a los sin papeles es un “mito”.

Aunque, según los voluntarios, sería cierto que los tribunales condenan raramente a quienes forman partes de asociaciones de ayuda en virtud del artículo L622-1; los interrogatorios, interpelaciones o los arrestos son innumerables. De hecho, dicen, que muchos de quienes entregan su tiempo ayudar a clandestinos deben hacer frente a “presiones policiales” como dijo un voluntario en Le Monde.

En la misma entrevista en France Inter Eric Besson dijo que la ley antes nombrada “no se aplica a aquellos que ayudan a una persona desamparada”. De esta afirmación salen nuevas preguntas, como que nada impediría entonces condenar a una persona que ayuda a un sin papeles que no se encuentre en una situación de desamparo?

Hay muchas preguntas todavía y cosas que aclarar. Leyes, códigos, etc. Pero el problema de fondo ¿cuándo?, cuando se tratará de mejorar la vida de aquellos que deben dejar sus países de origen para buscar una vida mejor arriesgando sus vidas.